Injertos óseos

Los injertos óseos se utilizan para reconstruir, recuperando su forma y funcionalidad, aquellas zonas del cuerpo donde la estructura ósea se ha perdido o presenta defectos como consecuencia de traumatismos, procesos oncológicos, y muy frecuentemente en cirugía maxilofacial, enfermedades periodontales y la pérdida de dientes. Aunque todos los huesos que dan soporte a los músculos y la piel del rostro, y por tanto influyen en nuestra apariencia, son susceptibles de reconstruirse mediante un injerto óseo, esta técnica encuentra su aplicación más común en la rehabilitación oral, como proceso previo a un tratamiento de implantología para devolver al paciente unos dientes fijos. La pérdida de dientes o las enfermedades periodontales pueden producir una absorción ósea del hueso en el que deberían anclarse los implantes, siendo necesario devolverle una densidad y altura adecuada para fijar los implantes.

El profesional más preparado para la realización de un injerto óseo es un cirujano oral y maxilofacial, con una amplia formación en anatomía, cirugía, las propiedades biológicas y características de los materiales injertables, las diferentes técnicas de obtención especialmente cuando el injerto de hueso se obtiene del propio paciente y sus aplicaciones clínicas. El Dr. César Colmenero lleva, desde que fuera número 1 del MIR en Cirugía Maxilofacial en 1987, más de 30 años rehabilitando la calidad de vida de pacientes que precisan este tipo de tratamientos.

El material a injertar se puede obtener de diversas maneras, desde materiales biocompatibles hasta hueso del propio paciente, que dependiendo de la cantidad necesaria puede obtenerse de la misma boca y durante la misma cirugía de injertos, o de otras zonas más alejadas del cuerpo como cresta ilíaca, tibia, cadera, calota o costillas.

En Clínica Colmenero generalmente los obtenemos de la boca del propio paciente y con anestesia local, consiguiendo e injertando el hueso en una misma cirugía. El hecho de que el material sea autólogo -del propio paciente- favorecerá una recuperación rápida, sin rechazos por parte del organismo.

En otras situaciones, como traumatismos o tumores, hay que utilizar procedimientos reconstructivos más complejos a base de injertos extraorales provenientes del hueso de calota craneao o de cadera. Este tipo de técnicas se suelen realizar en ambiente hospitalario bajo anestesia general, y con frecuencia se combinan con procedimientos cosméticos, cirugía ortognática o distracción alveolar.

Una vez injertado el hueso o material escogido, será necesario un periodo de tiempo para que osteointegre con el hueso remanente del paciente. En el marco de un tratamiento de implantología, que es donde mayor aplicación cotidiana encuentran los injertos óseos llegando a ser una técnica de amplia utilización, el proceso de recuperación postoperatoria variará en función de la cantidad de hueso a injertar y del tipo de material usado. Así, dependiendo del caso, cuando usemos hueso autólogo obtenido de la misma boca del paciente, la colocación de los implantes podría tener lugar en la misma cirugía. En otros casos que requieran de un postoperatorio más largo, el paciente deberá esperar un periodo de 3 a 6 meses antes de la colocación de los implantes.